El agua amarga



La experiencia  del pueblo de Israel al pasar por el desierto es emocionante y a la vez llena de enseñanza para nosotros. 
Uno de los acontecimientos más grandes de toda la historia fue cuando Dios les abrió paso milagrosamente a través del Mar Rojo.  ¡Cómo cantaron!  ¡Cómo danzaron!  ¡Cuánta alegría tuvieron!
No obstante, para Moisés, su líder y pastor,  los problemas estaban empezando. 
No iba a ser fácil conducir a más de un millón de personas por el desierto.
En seguida empezaron a producirse las dificultades. 
El pueblo anduvo 3 días por el desierto sin encontrar agua.
La situación se había hecho desesperante.  No podrían aguantar el calor y la sed por más tiempo.
Pero ¿qué es aquello?  A lo lejos ven unas palmeras. 
“¡Hay agua!”,  gritan.   De repente se olvidan de su angustia y corren hacia el agua.
Pero ¡qué desilusión más grande!  No pudieron beber el agua porque era amarga.
¿Puedes imaginar la escena?  Tres días en un desierto caluroso y seco sin beber ni siquiera una gota de agua.
Todos esos miles y miles de personas alrededor del oasis y no pueden beber el agua.
Quizás tú has sufrido una decepción,  tus ambiciones y esperanzas  se han venido abajo.
Tu mundo se ha derrumbado,  tus planes han fracasado  y las cosas no han sucedido como esperabas.
Como el pueblo de Israel en aquel entonces te has quedado desilusionado y vacío.
En su desesperación los israelitas clamaron, “¿qué hemos de beber?”
Las personas buscan toda clase de solución para apagar la sed y llenar  su vida vacía.
La bebida, el sexo ilícito, la droga, el amor al dinero, el robo.
Pero solo encuentran amargura,  desilusión y  fracaso.
Lo único que te puede ofrecer este mundo es agua amarga.
El clamor de tu corazón, al igual que el pueblo de Israel es, “¿Qué he de beber?  ¿Qué me puede llenar?”
Desde  Centro Cristiano de Castellón queremos decirte que hay una solución.
Pero primero, vamos a ver qué es lo que pasó allí en aquel desierto.
Resulta que Moisés, el líder del pueblo, hizo lo que siempre hacía cuando se le presentaba una dificultad,  una circunstancia adversa o  una necesidad: ¡clamó a Dios! Es decir,  Moisés pidió ayuda al Señor.
¿Y qué es lo que hizo Dios?  “Dios le mostró un árbol”.
Tal vez Moisés pensó: “no quiero madera, quiero agua potable para este pueblo sediento.  ¿De qué me sirve un árbol?” 
Ahora bien, la solución que nos da Dios es totalmente diferente a lo que uno puede pensar o imaginar.
No obstante es siempre la solución mejor.
Mira lo que hizo Moisés con ese árbol: “Moisés echó el árbol al agua,   y el agua amarga se volvió dulce.”
Curioso, ¿no te parece?  ¿Te das cuenta de lo que sucedió?     Moisés echó el árbol al agua,   y el agua amarga se volvió dulce.”
¿Sabes una cosa?   Dios todavía nos muestra un árbol como el gran remedio para un mundo sediento, un mundo necesitado y vacío.
Ese árbol representa la cruz donde murió el Príncipe de Gloria,  donde sufrió Dios el Hijo eterno que fue hecho hombre por nosotros.
Representa la cruz donde Jesucristo pagó el sacrificio supremo por tus pecados y por los míos.
La única solución para la sed de tu ser,  digo, la única solución, se encuentra en la persona de Jesucristo quien “se presentó una vez para siempre por el sacrificio de si mismo para quitar de en medio tus pecados”.   
El agua amarga de tu vida vacía es el resultado del pecado y la incredulidad.
El vacío que hay en ti es un vacío espiritual que solo Jesucristo puede llenar.
Pues, no te quedes con sed.   El remedio está a tu alcance.
Cristo te invita a saciar tu sed.  El te dice, “el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
No te estoy hablando de  ritos religiosos.
Te estoy hablando de Jesucristo;   de conocerle a El;  de tener un encuentro personal con El.
Déjame decirte que fuera de Jesucristo no hay vida, fuera de Jesucristo no hay salvación, fuera de Jesucristo no hay seguridad, fuera de Jesucristo no hay  felicidad verdadera ni esperanza.
Jesucristo te ama como nadie te puede amar, Jesucristo te conoce como nadie te puede conocer y te entiende como nadie te puede entender.

 Desde  Centro Cristiano de Castellón, queremos decirte que ha llegado la hora de poner tu fe y confianza en Jesucristo para tu salvación eterna.  Ha llegado la hora de la decisión.   La hora que puede cambiar tu destino para siempre.            
            Habla con Dios ahora mismo.    Puedes decirle algo así, “Señor Jesús, reconozco que he vivido egoístamente, que he vivido sin ti.  Reconozco que te he dado la espalda y  que he sido incrédulo. Me arrepiento de mis pecados y de mi incredulidad.  Ayúdame a tener fe  y  a creer en ti de todo corazón. Por favor, perdóname y sálvame.  Por favor, cumple tu propósito en mí. Gracias por  escucharme y  amarme.”
Bueno, nos encantaría conocerte y saludarte.  Con toda confianza y sin ningún tipo de compromiso, puedes comunicarte con nosotros al 964 211242, o mejor aún, visítanos en Centro Cristiano que está en Castellón en la Avda.Gran Vía Tárrega Monteblanco, núm. 11.  
Con mucho gusto te atenderemos.   Estamos  los días domingos  a   las 10’00 de la mañana y también a las doce, los miércoles a las 10 de la mañana y a  las 7‘30 de la tarde y los viernes a las 8’30 de la noche.    Los sábados hay actividades para los jóvenes. 
Aquí en Centro Cristiano oramos por los enfermos y necesitados.  Dios hace milagros y maravillas.  Dios te ama y tiene un propósito especial contigo. Disfruta con nosotros de la presencia de Dios, de la predicación de la Palabra, de las alabanzas y la música.  Tenemos actividades para toda la familia. 
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No lo olvides, ¡cuándo todos te abandonan, Dios sigue contigo!